El cambio que ha sufrido la concepción
social, cultural, política y laboral de la mujer en los últimos cien años ha
sido deslumbrante e impactante para toda la humanidad. El presente ensayo busca
evidenciar y mostrar como la mujer ha luchado y ha disputado su posición social
y su dignificación como ser merecedor de respeto, gracias a su deseo
infatigable por progresar. Y como ese progreso se ha visto manifestado en su
forma de vestir en Medellín.
Para comenzar, es necesario recalcar
que la emancipación femenina no se generó a partir de las incesantes luchas y
revoluciones realizadas por mujeres en los últimos 50 años. Esta emancipación
tuvo sus orígenes en el siglo XVII, con el nacimiento de la filosofía
contemporánea. La ética y la política proponen una nueva forma de entender y
dignificar al ser humano, otorgándole derechos y una concepción socio-política
diferente. (Barba Pan, 2014)
Así como también ese necesario aclarar
que a principios del siglo XVIII era común ver a niños y niñas con vestidos
blancos, que se consideraban gender-neutral,
y estos mismos eran vestidos simplemente por motivos pragmáticos de limpieza
por el material de los vestidos, y no existía el pensamiento de “si visto a mi
bebé diferente y con las cosas diferentes a su género, va a crecer siendo un
pervertido”. Cuando llegaron los colores pasteles para los bebés a mediados del
siglo XIX, el rosa era para los niños por ser un color más enérgico, y el azul
para las niñas, por ser un color más delicado. (Maglaty, 2011) . Y no, no
escribí mal: rosa para niños y azul para niñas. ¿Increíble, no?
Tendrían que pasar muchísimos años para
que se empiece a crear una diferencia de géneros más definida y agresiva,
gracias al mercado y a la cultura popular. Esta disimilitud empezó a
evolucionar hasta conformarse en una agresión alimentada por la religión.
“Entonces, Adán exclamó: ‘¡Esto sí es hueso de mis huesos, carne de mi carne!
Será llamada ‘mujer’ porque del varón fue tomada” (Santa Biblia, 2009) . Y además cómo este poderío
masculino se interpretó en la cultura de tal forma que la sexta definición de
“femenino” en el diccionario de la RAE es “débil, endeble”.
Entonces, gracias a la personalidad
explosiva de todas las mujeres que se cansaron de sentirse oprimidas por este
patriarcado y de ser ignoradas en anteriores revueltas donde ocuparon la mitad
de las masas conquistadoras, decidieron reclamar la igualdad, tanto social, política
y económica, de diferentes maneras. Como Mary Wollstonecraft, una de las
primeras escritoras y filosofas del feminismo, que en la Vindicación de los
derechos de la mujer redacta que:
Quiero al
hombre como compañero; pero su cetro, real o usurpado, no se extiende hasta mí,
a no ser que la razón de un individuo reclame mi homenaje; e incluso entonces
la sumisión es a la razón y no al hombre. De hecho, la conducta de un ser
responsable debe regularse por las operaciones de su propia razón, si no ¿sobre
qué cimientos descansa el trono de Dios?
Me parece
necesario extenderme en estas verdades obvias, ya que las mujeres han sido
aisladas, por así decirlo (Wollstonecraft, 2012) .
El pensamiento de que el sufragio
femenino se originó hace aproximadamente cincuenta años es inconcebible y
absurdo. Y más que las mujeres se hayan tenido que desvincular a la fuerza de
las labores domésticas y de la crianza de la familia simplemente por el hecho
de que no se les consideraba iguales que a los hombres.
Colombia, fue uno de los primeros
países en concederle a las mujeres una equidad e igualdad jurídica y política
frente a los hombres, gracias a la Ley 28, en la cual se les reconoció la igualdad
de derechos. Y así fue avanzando lentamente su lucha, para abrirse nuevos
caminos y oportunidades (Naranjo) ;
como la capacidad jurídica de goce y ejercicio.
En el año transcurso se presentó un
evento que ayudó a desestabilizar los paradigmas machistas que se tienen
presenten en el país, y fue la postulación a la Presidencia de la República de
dos candidatas del sexo femenino. Es impresionante el recibimiento que tuvieron
Clara López Obregón y Marta Lucía Ramírez, contando ambas con el 16.8% (9,6 de
López y 7,2 de Ramírez, respectivamente) de los votos de las elecciones. Es
realmente significativo recordar que solo la mitad del país acudió a las
elecciones (Tiempo, 2014) .
Y no sólo se generó esta evolución
política, sino también una cultural. El vestido siempre ha acompañado al
hombre, para defenderlo y abrigarlo del ambiente, para crear códigos de vida, y
para expresar quiénes y cómo somos. A principios del siglo XX, la mujer ya
contaba con el libre albedrío en el vestido, pero aún la piel era considerada
pecaminosa e indecente, lo que obligaba a la mujeres a ocultar su cuerpo de la
sociedad. En los años sesenta y setentas, después de la Revolución Sexual, la
mujer cansada de ser usada como objeto, y de ser materializada sexualmente por
el hombre y por el mercado, se cansa de ocultarse.
Cuando se usa el vestido para la
presentación personal, se crea una idea de estética personal que la teórica de
moda y crítica de estilo, Vanessa Rosales, explica:
La
estética de una mujer es un acto consciente de imitación – la emulación de la
imagen de otra mujer que vio, en una página o en una acera. Así que el estilo
de una ciudad va cuajando también gracias a la fuerza que tiene el acto de
mirar – tanto en el vestir como en el ser mujer. Las mujeres de un paisaje
urbano se miran, directa o indirectamente, y en sus decisiones de auto-adorno
van apareciendo patrones y similitudes que van sumando códigos de estilo.
(Rosales, 2014)
Cuando se conforma una estética en una
masa, como la de las mujeres, es muy fácil que las tendencias jueguen al
vaivén. Algunas van, y vienen. Pero solo algunas permanecen en los idearios
colectivos.
En la ciudad de Medellín en los años 90
sucedió un cambio de la estética de la mujer que, sin duda alguna, se extendió
por todo el territorio nacional de una manera fugaz. Los tradicionales jeans fueron cambiados por minifaldas, y
a las camisas de botones las remplazaron los acentuados escotes. La idea de que
la mujer se tenia que vestir mostrando más acabó con la liberación femenina en
Colombia.
Todo lo que la mujer venía luchando por
no ser considerada como un ser supeditado al varón, se cae cuando la misma
mujer no entiende su exclusión, y por la inconsciencia de sus problemas, como
el machismo, la inequidad y el maltrato (Maya, 2014) . Las bellas dimensiones del feminismo no tocan
a nuestra sociedad.
En solo una década, la mujer pasa de
individuo a objeto sexual, y se empieza a vestir no solo para agradarse a la
vista y expresarse, sino para volverse una motivadora de sexualidad, un pedazo
de carne servido para las bestias. Todo
tipo de generalización es peligrosa, pero la mentalidad de las mujeres después
de la era del narcotráfico no es la misma. “Acá las mujeres salen si las llevan
en camioneta”. “Acá las mujeres salen si saben que el hombre tiene algo más
para ofrecerles”. “Acá las mujeres viajan porque saben que el hombre les va a
cargar las maletas, y además les va a pagar el hotel”. Y ese interés que han
venido madurando, se convierte en promotor del machismo. Y eso es decirle al
hombre “yo no quiero darme mis gustos ni hacer las cosas que yo quiero, si no
te tengo a vos para que me las sustentés”. Eso es machismo en Colombia. Y es un
machismo fomentado por la mujer.
La modificación vestimentaria en la
ciudad se convirtió en una dicotomía extraña, en la que la supuesta liberación
femenina, se volvió una liberación focalizada en el hombre, y en lo que este
quiere ver, no en lo que la mujer quiere sentir, o en la elegancia que esta
desee transmitir. Si no, explotar el deseo sexual que el hombre siente cuando
ve a la mujer. La liberación de la mujer en Medellín, no es “tan” liberación.
La mujer dice: no me estoy liberando, me estoy entregando a lo que querés ver.
Maya comenta que pensar que el vestir
tiene que ver con el carácter-personalidad, en mostrarse, e incluso decir que
en la manera de diseñarse. Cada uno se va diseñando como persona; mis
condiciones, mis características, mi manera de pensar y mi autonomía a través
de las prendas que uso. Y es el medio el que ofrece lo que se necesita (Maya, 2014) .
¿Por qué una mujer medellinense siente
la necesidad de mostrar piel para sentirse bella? ¿Por qué es necesario que una
mujer tenga como obligación hacerlo? Porque el machismo jugó con los ideales de
estética de toda la sociedad, y es así como el concepto de belleza se difumina
en las mentes para ser mutado en el la idea de la que provoque más sexualmente.
O, ¿por qué la inteligencia no se considera bella como en otros países?
Lo que esto conlleva, es que toda mujer
para sentirse levemente atractiva tiene que empezar a jugar con su cuerpo para
atraer miradas a sus curvas. E ideales como el intelecto, la creatividad, el
respeto y la ternura pasen a un segundo plano totalmente velado e
ininteligible. Y lo más alarmante es que todo este proceso de transformación
estética es para agradar a los hombres.
Lo que necesita la comunidad femenina
en Medellín es darse cuenta de que no necesita sexualizar su cuerpo para ser
vista. Sino que el mismo vestido es una herramienta para dignificarse y
expresar lo que son, con elegancia y respeto. No quiero que con los argumentos
anteriores se genere controversia por las generalizaciones porque no me estoy
refiriendo a todas y cada una de las habitantes de la ciudad. O del país.
Y lo que tampoco se dan cuenta, es que
vivimos en el matriarcado más grande. Los ingresos de las familias de los estratos
1, 2 y 3 provienen de la labor ardua de manos femeninas, el empoderamiento de
la mujer cada vez crece más, y esta juega un papel muy importante en cada uno
de los pilares de la sociedad. Pero sólo es ella la que permitirá que este
estigma psicológico se disuelva en el olvido. Y que la sumisión a la que se
encuentran por una sociedad machista y opresora sea eliminada de una vez por
todas, por una alianza repleta de armonía en la cual “femenino” ya no sea
sinónimo de “débil, endeble”.
“Con los años he aprendido que lo más
importante en un vestido es la mujer que lo lleva puesto.” ―Yves Saint Laurent
Bibliography
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M. (2012). Vindicación de los derechos de la mujer. Barcelona :
Penguin Random House Grupo Editorial España.
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Tiempo, E. (2014, May 24). Elecciones 2014.
Retrieved November 6, 2014, from El Tiempo: http://www.eltiempo.com
Lo banal aburre cuando nos damos cuenta que no hay más allá del mismo cuerpo; ser auténticas, cultivar las virtudes, y participar activamente de los debates sociales muy seguramente seguirá dirigiéndonos hacia la aclamada liberación femenina.
ResponderBorrarHermosa, muchísimas gracias por leer! Tu aporte es muy valioso!
BorrarCon tu permiso, compartiré en redes sociales. Me encantaría que tantas personas vieran un punto de vista diferente sobre el feminismo en nuestra propia ciudad para poder complementar tantas ideas superfluas de éste.
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