Cuando hablamos de Chanel, es necesario
abandonar los esquemas que tenemos creados, e indagar en el trasfondo que esta
importante casa ha traído para la historia de la sociedad moderna y
post-moderna. Insisto en que, cuando hablemos de Chanel no simplemente
compartamos el imaginario colectivo de todas las personas, como el cliché de
que Chanel sólo es un par de C’s entrecruzadas y un vago vestigio de elegancia.
Un día como hoy en 1883, en una tarde calurosa en los Países del Loira francés y bajo el sol de Leo, nace Gabrielle “Chasnel” (Sí, Chasnel, y nunca se supo si fue un error del funcionario de registro, o que simplemente Gabrielle suprimió la S para hacer su apellido más suave para la lengua).
La muerte prematura de madre Jeanne, a
los 33 años, hizo que su padre Albert, un vendedor ambulante y desesperado,
obligara a sus dos hermanos a trabajar, y enviara a Gabrielle y a sus dos
hermanas a la zona de la Francia central, al orfanato del convento de Aubazine.
Ahí, fue instruida con el catecismo de la Iglesia Católica (por esto no era raro que Gabrielle fuera antisemita y homofóbica, costumbres muy comunes para la época), y de donde partiría
a los 18 años para crear su leyenda.
A los 20 años, ya Gabrielle trabajaba
como costurera y cantaba en un pequeño café, en donde se ganó su apodo “Coco”;
otro misterio de la historia es que nunca se supo si el apodo fue por una
canción que solía cantar muy a menudo (Who has seen Coco?), o por la palabra cocotte, que en francés hace referencia a una mujer mantenida.
Chanel, supo como separar las aventuras
amorosas de su negocio, y es por esto que no tuvo escándalos concernientes.
Pero esto no significa que Chanel no haya utilizado el romance para su proceso
creativo, ya que la trágica muerte de su gran amor, Boy Capel, un hombre rico del
que se enamoro en 1908 y que le supo tocar la esencia y que, además, le ayudó a
abrir su primera boutique, la destrozó tanto que fue la única vez que se vio a
Coco llorar en publico, pero que la motivo a tal punto, que se dice que el
resto de su trabajo fue alimentado por su pasión inmortal. Aunque aún así se
insiste que “Ella tenía dos amores verdaderos… ella misma… y su casa de modas…
todo lo demás era simplemente pasión, debilidad, aventuras sin futuro,
relaciones calculadas”
Sin importar sus orígenes humildes y sus
desafiantes inicios, Chanel supo perseverar para convertirse en una de las
mujeres más poderosas sobre la faz de la tierra.
Su influencia en el siglo XX fue
incalculable. Ella hizo de la fluidez del vestido un principio, y de la
libertad una virtud. Chanel rompe con los esquemas de la ropa de la época que
se caracterizaba por ser ostentosa, brillante y que giraba alrededor de un
corsé, proponiendo un estilo mucho más práctico, confortable pero sobretodo
simple. Poco a poco la mujer fue dejando la pesadez del vestido ornamentado,
para optar por unos trousers, un jersey o un sailor top, gracias a la
influencias de Gabrielle. No hay que olvidar que es ella la que impone la moda
del bronceado, que permanece hasta el día de hoy, por un error en la Riviera
Francesa cuando se quedó dormida bajo el sol.
Y tampoco hay que descartar sus obras más
perpetuas: El Little Black Dress
(LBD) y el Chanel Suit. Aunque se
dice que Chanel no inventó el LBD, si se le atribuye a ella la popularización
de este, ella comenta que “Las mujeres piensan en todos los colores menos en la
ausencia de este. Pero el negro los tiene todos. Incluso el blanco. Su belleza
es absoluta”. La simpleza del estilo de
Chanel la asocia inmediatamente con este look. Es difícil imaginar este color
en los vestidos de antes de Gabrielle, ya que este color era reservado para los
funerales o para las viudas en pena. Pero simplemente Coco no fue capaz con los
colores de la época: los rojos, verdes y azules eléctricos. Y también Chanel es
una de las pioneras e impulsadoras (sin ella saberlo) del androginismo actual,
ya que tomando de la ropa de hombre los bocetos del traje y conceptos de confort, es que crea el
icónico Chanel Suit, que consistía en
una chaqueta sin cuello, con las mangas ajustadas y botones metálicos,
acompañados por una falda sobria de la misma tela de la chaqueta, perfecto para ayudar a crear la identidad de una mujer de la post-guerra, dispuesta a dar la cara para
crear su futuro en una tierra dominada por hombres.
Todo este legado es dejado en manos del
alemán Karl Lagerfeld en 1983, donde rompió con los patrones formados por Coco.
Karl quiso también incluir a las generaciones jovenes en Chanel, para darle una cara más
contemporánea. Aún así, siguió con la
premisa de Gabrielle: menos es más. La falta de convenciones, el minimalismo, su acercamiento abstracto al arte, la particularidad y singularidad de
cada prenda, la pasión y el estilo de Mademoiselle Chanel.
Chanel creo un ambiente refinado de ropa
elegante y chic, combinando lo lujoso con lo confortable, hasta el punto de
mezclar lo atlético y lo intelectual. Un ambiente que perdura hasta hoy, y un
legado que se mitifica en la inmortalidad. Algo mucho más profundo que el símbolo de las C's cruzadas-
Fashion is transitory. Style, never.
Uno puede acostumbrarse a la fealdad,
pero nunca a la dejadez.
Para finalizar, les dejo la definición de elegancia por Mademoiselle Chanel:
Muchas gracias por leer :)
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